Una mercería, 25 kilos de lana y 22 colaboradoras son los ingredientes que han hecho posible la confección de mantas para los residentes de la residencia Victoria, de Includes. Se trata de una iniciativa surgida en una mercería situada en la localidad pacense de Almendralejo. Un proyecto que nace entre ovillos de lana y la necesidad de darle una segunda vida a estos. Detrás de todas esas tareas relacionadas con “coser y cantar” se esconde una gran acción solidaria ideada por Paqui, la gerente del Taller de Francesca. Uniendo su pasión por la costura y su ilusión por ayudar a los demás, se le ocurrió la idea de donar 25 kilos de lana para confeccionar mantas para la residencia Victoria.
Teniendo en cuenta que son un total de 23 residentes, para Paqui resultaba muy laborioso asumir esta tarea ella sola por lo que decidió pedir colaboración externa. Se puso en contacto con la Asociación de Mujeres Rurales Pura Cepa, que desde un primer instante quedaron encantadas con el proyecto y no dudaron en colaborar. Además recibió ayuda de amigas y clientas de Paqui que ofrecieron su mano de obra de forma voluntaria.
El proceso comenzó a principios de julio de una manera muy ágil gracias a la actitud proactiva de las voluntarias y a Mamen Bizcocho, presidenta de la Asociación, que rápidamente organizó a sus colaboradoras para que recogieran la lana y se pusieran manos a la obra. Un bonito proyecto y símbolo de apoyo que no habría sido posible sin la colaboración de todas ellas. Tal y como ha explicado Paqui “trabajar con todas ellas ha sido una experiencia increíble. Son unas voluntarias excepcionales. Me ha encantado”.
Tras unos meses de intensa labor, el trabajo ha dado sus frutos y hoy lunes 28 de noviembre a las 17:00 se hará entrega de las 23 mantas a los usuarios de la residencia que afrontarán este invierno con menos frío y mucho cariño, gracias a estas mantas.
La dueña del taller de Francesca está muy satisfecha por el resultado tan positivo que tendrán estas mantas para los residentes pues a través de ellas podrá regalar “ratitos felices” a estas personas que han pasado por tantas dificultades. “Yo me imagino esas caritas de felicidad y estoy contentísima”, apunta Paqui.
