Apag Extremadura Asaja ha hecho un balance del año 2022 considerando que ha sido un año muy difícil marcado por la reducción de la renta agraria, la bajada de producciones en la mayoría de los cultivos, la subida del coste de los insumos y la puesta en marcha de un importante número de normas legislativas hechas de espaldas al agricultor y al ganadero. De cara al 2023, el presidente de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidieri, ha pedido que sea un año lluvioso para paliar la sequía hidrológica que ha marcado el 2022, que se reduzcan las exigencias burocráticas para los agricultores y que la Consejería de Agricultura haga efectivos los pagos pendientes como los de reestructuración o ayudas agroambientales, entre otros.
En el ámbito legislativo y de gestión, desde Apag Extremadura Asaja piden, en este año 2023 marcado por varias citas electorales, que lleguen políticos a las distintas administraciones públicas que “sean cercanos a la tierra”. En cuanto a los distintos cultivos ha sido un año marcado por la reducción de las producciones, en general, siendo el olivar el más perjudicado, sin olvidar la bajada de precio de la uva. En el caso de los cereales, los precios han variado hasta mantenerse similares al año anterior pero con el incremento más alto que se recuerda en el coste de esta última siembra. En los cultivos de regadío, los más afectados por la falta de agua para riego han sido el arroz y el maíz, que también han sufrido la subida de los insumos.
Con respecto a la reforma de la Política Agraria Comunitaria (PAC), la organización agraria mantiene que “Extremadura será una de las regiones más perjudicadas con esta Reforma de la PAC que entró en vigor el pasado 1 de enero y que solo beneficia a los ecologistas”, explican desde Apag Extremadura Asaja. En líneas generales, se disminuye la media de los derechos en todas y cada una de las nueve regiones y se perderán ayudas por las negociaciones “nefastas” que se han llevado cabo por parte de la Consejería de Agricultura con el Ministerio. En cuanto al proyecto de regadío en Tierra de Barros, Apag Extremadura Asaja considera que es un proyecto oscuro que genera dudas e incertidumbres porque, entre otras cosas, “el agricultor que quería cambiar su parcela a cultivo permanente ahora ve que se le impide en determinadas zonas protegidas”.
En el caso de la nueva normativa para la quema de restos agrícolas, que entró en vigor el pasado mes de octubre, Apag Extremdadura Asaja considera que con la orden actual, “la consejería en lugar de intentar ayudar a los agricultores y simplificar la labor de limpieza de los cultivos permanentes de plagas y enfermedades, que se conseguía con la quema, pone más trabas y dificulta la limpieza de nuestros campos, incluso más que otras comunidades autónomas”. Apag Extremadura Asaja añade que es “la única organización agraria que viene solicitando y denunciando de forma reiterada que se permita la quema controlada de rastrojos como medida natural de limpieza y evitar el uso masivo de fitosanitarios ineficaces” indica el comunicado.