Igor Raspitin y Polina Raspitina son dos ucranianos que llegaron a Almendralejo hace más de 20 años. El padre de ella se encontraba en España por motivos laborales y en una visita al país encontraron trabajo y tuvieron descendencia, por lo que decidieron afincarse en la capital de Tierra de Barros. Muy diferente es la situación que están atravesando sus familiares en la actualidad debido a la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia. Es por ello que esta pareja espera que la guerra finalice cuanto antes “porque se está provocando mucho daño y destruyendo el país”. Así lo ha indicado en RADIO COMARCA DE BARROS este vecino de Almendralejo que regenta un negocio de hostelería en la avenida de la Paz.
En su terraza, la bandera ucraniana llama la atención de algunos viandantes que preguntan y aportan donativos en la hucha que tiene instalada en el interior del establecimiento. Con esas pequeñas cantidades, esta familia está ayudando a otras que llegan a la localidad, del mismo modo que aportan dinero para gasolina y otras necesidades. “Los vecinos de Almendralejo han ayudado mucho y eso no se pueda explicar porque han apoyado a todas las personas que han llegado a la ciudad”, afirma Polina, a la vez que explica que muchos de ellos se encuentran desorientados porque “no saben qué van a hacer”. Incluso hay niños que no quieren ir al colegio porque piensan que van a poder regresar a casa. Es por ello que estos ucranianos están actuando como traductores con las familias que llegan. Este mismo martes han comenzado las clases en los institutos, mientras que el miércoles lo han hecho en los colegios. “Es más complicado para los mayores, que no entienden la situación, pero los pequeños están contentos”.
SOLIDARIDAD
Sin embargo, Raspitina lamenta que no pueden ayudar a toda la gente a la que desearían. Recientemente han llegado del sur de Ucrania el padre, la hermana y los sobrinos de su marido, mientras que su propia hermana y otra familia está en camino. A ello se suman otras complicaciones de personas que se encuentran atrapadas en sus ciudades sin poder huir. Mientras tanto, quienes residen en zonas que en la actualidad están más tranquilas, prefieren esperar, aunque Polina considera que esa pequeña calma puede romperse en cualquier momento. Además, son muchas las personas que acuden a España y sienten vergüenza de pedir ayuda. “Tenían allí sus viviendas y sus negocios y se sienten avergonzados porque no están acostumbrados a pedir”, manifesta.
Ante esta situación, esta familia de ucranianos considera que la mejor forma de ayudar es ofreciendo un puesto de trabajo a quienes acuden a Almendralejo. Por otra parte está el problema de la vivienda, ya que muchos no encuentran un lugar de residencia. Es por ello que se ha mostrado agradecida a un grupo de almendralejenses que se ha reunido para hacer frente al coste de un piso que han puesto a disposición de personas llegadas de Ucrania. Polina sostiene que muchos de ellos han venido pensando que permanecerían en España solo durante un tiempo y podrían regresar pronto, “pero la situación se está complicando”.